lunes, 4 de marzo de 2019

DESCONTROL

Llorando por la humillación, la vergüenza y el dolor físico, Sandra volteó a su izquierda y encontró el horror reflejado en un espejo. Un ojo morado, el labio partido y el cabello alborotado la convirtieron en un dígito mas de la enorme lista de mujeres maltratadas.

¿Cómo pude llegar a verme asi? Se cuestionaba, mientras que su mirada se posó sobre el celular destruido de su esposo que yacía sobre el suelo, aquel aparato tecnológico  en donde depositó todo su odio y al cuál culpó por lo sucedido.

Tres horas antes la situación era diferente. Como todas las noches, Jaime estaba frente al televisor dejando pasar una película mientras estaba muy concentrado en su celular. En cada deslizamiento de su dedo por la pantalla reía a carcajadas. De pronto el deslizamiento de un dedo se convirtió en pequeños toques con sus pulgares. 

Otra vez está chateando y muy contento. Pensaba Sandra quien estaba frente a él barriendo pero Jaime no advirtió su presencia y mucho menos los celos que emergían de ella. 

Jaime seguía riendo mientras que un escobazo lo alejó de su celular. Se percató que su esposa, roja de rabia, gritaba muchas cosas que no pudo entender. 

¿Por qué botas mi celular? Le increpó mientras se agachaba a recogerlo. Mientras lo hacía otro escobazo llegó, esta vez en su cabeza. 

¡Sé que me estás engañando con otra mujer! Mucho chateas, te ríes y nunca me ayudas en la casa. Aparte de flojo eres un infiel y te odio, le dijo. 

Terminadas estas palabras. Sandra se abalanzó sobre Jaime e intentó golpearlo. Pero su metro cincuenta de estatura y sus 45 kilos no le ayudaron en su cometido. 

A estas alturas Jaime ya había acumulado suficiente cólera como para explotar en cualquier momento. 

Al no poder golpearlo, Sandra se dirigió al celular que aún seguía en el piso, lo tomó y con todas sus fuerzas lo golpeó sobre la pared hasta quedar inservible. 

Aquello fue demasiado para Jaime y cegado por la rabia abofeteó tres veces a Sandra quien terminó tumbada y con el labio partido. 

A pesar de que Jaime le doblaba en peso, ella buscó la manera de enfrentarlo. Entonces vio una lámpara que estaba sobre la mesa, la tomó y  sin dudar y se la lanzó. 

No tuvo buena puntería. Mientras, si Jaime antes tenía cólera ahora tenía furia, estaba rojo de ira. Impulsado por todos esas sensaciones le lanzó un puñete mientras la tildaba de loca, de enferma de los celos. 

El sonido de las palabras se fueron apagando para Sandra y luego todo entró en oscuridad. 

La cordura regresó a Jaime al verla inmóvil, tumbada en el piso. ¿Qué he hecho? Se repetía mientras intentaba reanimarla. Rendido, salió corriendo de la casa. 

Tres horas más tarde Sandra despertó y vio el horror frente al espejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

FRÍO EN VERANO

Luces, torta, bocaditos, tragos, música. Todo estaba listo para la fiesta de Julio. Me tomó un par de horas adornar la terraza y acomodar l...