Cuando
encontramos nuestros asientos una señora de aproximadamente setenta y tantos
años de edad ya ocupaba el suyo al lado del pasillo. Muy amablemente se paró
para poder ocupar nuestros lugares. Ella cargaba una caja de regalo, por los
dibujos del papel que lo envolvía era para un bebé.
Nos sentamos
y nos abrochamos nuestros cinturones listos para el despegue. Una aeromoza se
acercó a la señora y le solicitó que guardara en los compartimientos superiores
el regalo que abrazaba tan celosamente. La mujer
cambió su dulce actitud y le dio una mirada fulminante con un rotundo ¡No! La
aeromoza solo atinó a sonreír mecánicamente mientras se alejaba.
Durante el
trayecto la mujer no dejaba de mirarme. En realidad no a mí sino a mi creciente
panza de cinco meses de embarazo. Su
mirada era tierna y cuando se encontraba con la mía manteníamos una conexión.
Era raro. Quizás era ese instinto maternal que toda mujer posee en su interior,
el cual ahora afloraba en el ambiente a 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar.
Una patada
de mi bebé me sobresaltó, reacción que fue inmediatamente percibida por la
señora que inició la conversación.
-
¿Te
dolió? Me preguntó mientras posaba su mano en mi vientre tras observar mi
mirada de aprobación.
-
No
mucho sólo me sorprendió.
-
Es
normal yo tengo tres hijos y los tres me pateaban mucho. Al decir esto la
señora se quedó pensando y miró al vació durante casi un minuto.
-
¿Va
a un baby shower? Fue lo primero que se me ocurrió preguntarle por el regalo
que cargaba.
-
Sí.
Voy a ser abuela por primera vez.
-
Felicitaciones.
¿Será niño o niña?
-
Es
una niña.
-
La
mía también será niña.
Ambas nos
quedamos sonriendo mutuamente cuando un fuerte remezón nos sacó de nuestra nube
de amor maternal.
-
Señores
pasajeros por favor abrocharse los cinturones estamos pasando por una zona de
turbulencias. Dijo la voz mecánica de la aeromoza.
Mientras mi
esposo preocupado y presuroso me colocaba el cinturón de seguridad, al voltear
a ver a la señora me di con la sorpresa de que no estaba en su asiento. Me
preocupe y llamé a la aeromoza para que vaya a buscarla al baño. Era el único
lugar a donde pudo haber ido.
Los remezones
estaban fuertes pero mantenía la suficiente calma como para dársela a mi esposo
y a mi bebé. Sin embargo lo que ahora me preocupaba era el paradero de la
señora que no regresaba a su asiento ya habían pasado cinco minutos.
Mi
preocupación aumentó cuando la aeromoza pasó corriendo en busca de su
compañero. Otros dos hombres que eran pasajeros también fueron detrás de ellos. ¿Qué estaba
pasado? Mi angustia hizo que mi bebé empezara a dar pataditas. Mi esposo estaba
muy tenso intentando calmarme o mejor dicho calmarse a él mismo. Era un poco
nervioso pero sólo se preocupaba por mí y nuestra bebé.
A los quince
minutos desde que la señora desapareció de su asiento. La aeromoza vino a llevarse
sus cosas entre ellas el regalo para su nieta.
-
Señorita
¿Dónde está la señora?
Le pregunté
un tanto desesperada. La aeromoza miró a mi esposo como buscando su aprobación
para ver si era prudente decirme algo por mi estado de gestación.
-
Responda
¿ella está bien?
-
Sí
señora, sólo cálmese no puede agitarse piense en su estado.
-
¿Qué
le pasó?
-
La
señora Rivas sólo está un poco confundida. No queremos que les cause ningún
inconveniente por eso terminará el vuelo en otra zona del avión.
¿Confundida? ¿Inconveniente? ¿Qué rayos estaba
pasando? Aproveche que la turbulencia había parado y me fui al baño. Le pedí a
mi esposo que me dejará sola que estaría bien y a pesar de su insistencia logré
convencerlo. Lo cierto era que quería
buscar a la señora Rivas y logré ubicarla.
Estaba
sentada al fondo, sola y con la mirada perdida. Me acerqué algo temerosa y busqué
su mirada.
-
Señora
Rivas ¿Se encuentra bien qué fue lo que pasó?
No me dijo
nada sólo se quedó observando fijamente mi vientre cuando de pronto en sólo
milésimas de segundos sentí un golpe en mi cabeza y me hallaba en el suelo. La desquiciada
mujer estaba sobre mí gritándome:
-
¡Devuélveme
a mi nieta! ¡Tú te la robaste! ¡La tienes ahí escondida! ¡Dámela!
Lo último
que recuerdo fue el rostro preocupado de mi esposo y dos hombres sosteniendo a
la enfurecida señora Rivas. Luego todo oscureció.
TERROR EN EL AIRE
Policía captura
a “abuela asesina” mientras atacaba a mujer embarazada en avión
Después de
casi un año en la clandestinidad la policía logró capturar a GUADALUPE RIVAS MÁRQUEZ
(74) acusada de secuestrar y asesinar a su nieta de apenas 2 meses de nacida.
Los efectivos lograron atraparla en el avión que cubría la ruta Lima –
Trujillo.
Uno de los pasajeros de dicho vuelo conversó con nuestro reportero y aseguró que Guadalupe Rivas golpeó en la cabeza a una mujer embarazada
utilizando una sonaja de metal que guardaba en una caja de regalo. Minutos
antes la septuagenaria se había escondido en el baño al darse cuenta que dos
policías de civil la estaban siguiendo.
Se supo que
la joven madre agredida se encuentra estable al igual que el bebé que lleva en
su vientre. Los familiares de Guadalupe
Rivas evitaron pronunciarse sobre su captura.
Sólo su hijo, padre de la bebé asesinada, dijo brevemente “La justicia seguirá su curso”.
Como se recuerda
la bebé de dos meses fue reportada como desaparecida en diciembre del año
pasado y una semana después su cadáver apareció en un descampado en Lurín junto
a una nota que decía “Perdónenme yo también sufro por mi nieta”.
Aún sigue siendo
un misterio que fue lo que motivó a Guadalupe Rivas secuestrar y asesinar a su
propia nieta. Estas interrogantes deberán ser resueltas en la Dirincri en Lima.