lunes, 25 de septiembre de 2017

UN SECRETO EN EL AIRE


Cuando encontramos nuestros asientos una señora de aproximadamente setenta y tantos años de edad ya ocupaba el suyo al lado del pasillo. Muy amablemente se paró para poder ocupar nuestros lugares. Ella cargaba una caja de regalo, por los dibujos del papel que lo envolvía era para un bebé.

Nos sentamos y nos abrochamos nuestros cinturones listos para el despegue. Una aeromoza se acercó a la señora y le solicitó que guardara en los compartimientos superiores el regalo que abrazaba tan celosamente. La mujer cambió su dulce actitud y le dio una mirada fulminante con un rotundo ¡No! La aeromoza solo atinó a sonreír mecánicamente mientras se alejaba.

Durante el trayecto la mujer no dejaba de mirarme. En realidad no a mí sino a mi creciente panza de  cinco meses de embarazo. Su mirada era tierna y cuando se encontraba con la mía manteníamos una conexión. Era raro. Quizás era ese instinto maternal que toda mujer posee en su interior, el cual ahora afloraba en el ambiente a 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar.

Una patada de mi bebé me sobresaltó, reacción que fue inmediatamente percibida por la señora que inició la conversación.

-          ¿Te dolió? Me preguntó mientras posaba su mano en mi vientre tras observar mi mirada de aprobación.
-          No mucho sólo me sorprendió.
-          Es normal yo tengo tres hijos y los tres me pateaban mucho. Al decir esto la señora se quedó pensando y miró al vació durante casi un minuto.
-          ¿Va a un baby shower? Fue lo primero que se me ocurrió preguntarle por el regalo que cargaba.
-          Sí. Voy a ser abuela por primera vez.
-          Felicitaciones. ¿Será niño o niña?
-          Es una niña.
-          La mía también será niña.

Ambas nos quedamos sonriendo mutuamente cuando un fuerte remezón nos sacó de nuestra nube de amor maternal.

-          Señores pasajeros por favor abrocharse los cinturones estamos pasando por una zona de turbulencias. Dijo la voz mecánica de la aeromoza.

Mientras mi esposo preocupado y presuroso me colocaba el cinturón de seguridad, al voltear a ver a la señora me di con la sorpresa de que no estaba en su asiento. Me preocupe y llamé a la aeromoza para que vaya a buscarla al baño. Era el único lugar a donde pudo haber ido.

Los remezones estaban fuertes pero mantenía la suficiente calma como para dársela a mi esposo y a mi bebé. Sin embargo lo que ahora me preocupaba era el paradero de la señora que no regresaba a su asiento ya habían pasado cinco minutos.

Mi preocupación aumentó cuando la aeromoza pasó corriendo en busca de su compañero. Otros dos hombres que eran pasajeros también fueron detrás de ellos. ¿Qué estaba pasado? Mi angustia hizo que mi bebé empezara a dar pataditas. Mi esposo estaba muy tenso intentando calmarme o mejor dicho calmarse a él mismo. Era un poco nervioso pero sólo se preocupaba por mí y nuestra bebé.

A los quince minutos desde que la señora desapareció de su asiento. La aeromoza vino a llevarse sus cosas entre ellas el regalo para su nieta.

-          Señorita ¿Dónde está la señora?
Le pregunté un tanto desesperada. La aeromoza miró a mi esposo como buscando su aprobación para ver si era prudente decirme algo por mi estado de gestación.
-          Responda ¿ella está bien?
-          Sí señora, sólo cálmese no puede agitarse piense en su estado.
-          ¿Qué le pasó?
-          La señora Rivas sólo está un poco confundida. No queremos que les cause ningún inconveniente por eso terminará el vuelo en otra zona del avión.

 ¿Confundida? ¿Inconveniente? ¿Qué rayos estaba pasando? Aproveche que la turbulencia había parado y me fui al baño. Le pedí a mi esposo que me dejará sola que estaría bien y a pesar de su insistencia logré convencerlo.  Lo cierto era que quería buscar a la señora Rivas y logré ubicarla.
Estaba sentada al fondo, sola y con la mirada perdida. Me acerqué algo temerosa y busqué su mirada.

-          Señora Rivas ¿Se encuentra bien qué fue lo que pasó?

No me dijo nada sólo se quedó observando fijamente mi vientre cuando de pronto en sólo milésimas de segundos sentí un golpe en mi cabeza y me hallaba en el suelo. La desquiciada mujer estaba sobre mí  gritándome:

-          ¡Devuélveme a mi nieta! ¡Tú te la robaste! ¡La tienes ahí escondida! ¡Dámela!

Lo último que recuerdo fue el rostro preocupado de mi esposo y dos hombres sosteniendo a la enfurecida señora Rivas. Luego todo oscureció.

TERROR EN EL AIRE

Policía captura a “abuela asesina” mientras atacaba a mujer embarazada en avión

Después de casi un año en la clandestinidad la policía logró capturar a GUADALUPE RIVAS MÁRQUEZ (74) acusada de secuestrar y asesinar a su nieta de apenas 2 meses de nacida. Los efectivos lograron atraparla en el avión que cubría la ruta Lima – Trujillo. 

Uno de los pasajeros de dicho vuelo conversó con nuestro reportero  y aseguró que Guadalupe Rivas  golpeó en la cabeza a una mujer embarazada utilizando una sonaja de metal que guardaba en una caja de regalo. Minutos antes la septuagenaria se había escondido en el baño al darse cuenta que dos policías de civil la estaban siguiendo.

Se supo que la joven madre agredida se encuentra estable al igual que el bebé que lleva en su vientre.  Los familiares de Guadalupe Rivas evitaron pronunciarse sobre su captura.  Sólo su hijo, padre de la bebé asesinada, dijo brevemente  “La justicia seguirá su curso”.  
Como se recuerda la bebé de dos meses fue reportada como desaparecida en diciembre del año pasado y una semana después su cadáver apareció en un descampado en Lurín junto a una nota que decía “Perdónenme yo también sufro por mi nieta”.


Aún sigue siendo un misterio que fue lo que motivó a Guadalupe Rivas secuestrar y asesinar a su propia nieta. Estas interrogantes deberán ser resueltas en la Dirincri en Lima.

FRÍO EN VERANO

Luces, torta, bocaditos, tragos, música. Todo estaba listo para la fiesta de Julio. Me tomó un par de horas adornar la terraza y acomodar l...